LA GLÁNDULA PINEAL
INTRODUCCIÓN
La glándula pineal ha suscitado
desde siempre un gran interés. Descartes decía de
esta pequeñísima glándula, alojada justo en el centro de nuestro cerebro, que
era el “asiento” del alma y el núcleo donde se gestaban todos nuestros
pensamientos. No falta quien habla también de esta estructura como nuestro
“tercer ojo”, ese vórtice energético que nos ofrecería un tipo de percepción
que iría más allá del sentido de la vista.
Ahora bien, dejando a un lado estas perspectivas místicas o
espirituales y su tradición algo colorida, la glándula pineal o la epífisis
cerebral encierra en sí misma, una función tan interesante como
enigmática. Regula nuestros
ciclos, nuestros ritmos circadianos, la entrada a la madurez sexual e
incluso muchas de nuestras sensaciones. Es una estructura tan singular como
fascinante.
Uno de los aspectos más interesantes de la glándula pineal es que siendo tan pequeña
(apenas 8 mm) recibe un inmenso flujo de sangre, casi tanto como
nuestros riñones. Tiene forma de árbol (de ahí el término “pineal”) pero su
tronco, sus ramas, tienden a solidificarse muy pronto, tanto, que entre los 12
o los 20 años muestre ya cierta calcificación.
No obstante, sigue cumpliendo con muchas de sus funciones
esenciales. Te las explicamos.
LA GLÁNDULA PINEAL: LA REGULADORA DE CICLOS Y EL OJO
VESTIGIAL
A día de hoy no se conoce con
total exactitud todas las funciones que puede llevar a cabo la glándula pineal
o epífisis cerebral. Se sabe que la
mayoría de los vertebrados la tienen, y que incluso ciertos anfibios y reptiles
disponen de una estructura muy similar. Ahora bien, cabe decir que pocas
estructuras cerebrales han suscitado tantos misterios y desafíos a lo largo de
la historia de la medicina.
Sabemos que la glándula pineal fue descrita por primera vez en el siglo III a. C. Fue Herófilo de
Calcedonia y le atribuyó unas funciones muy particulares: vio en la glándula
pineal una válvula capaz de regular nuestro pensamiento. Más
adelante, Galeno de Pérgamo ya le dio una explicación un poco más ajustada
y certera. La describió como una glándula del sistema nervioso.
La verdad es que el célebre Galeno no iba mal
encaminado. Esta pequeña
estructura situada entre los órganos del tálamo y bañada a su
vez en el líquido cefalorraquídeo es, efectivamente, una pequeña glándula
endocrina con interesantes funciones. Son las siguientes:
LA GLÁNDULA PINEAL Y LA SEROTONINA
- La glándula pineal
es una estructura fotosensible y una de sus principales funciones
biológicas es precisamente, segregar melatonina. Esta hormona derivada de
la serotonina, como ya sabemos, la cual, modula nuestros patrones de
vigilia y sueño (los ritmos circadianos) y establece a su vez, nuestra
entrada a la pubertad.
- Se sabe, además,
que actúa como un afinado reloj biológico. Su actividad es muy intensa
hasta llegados los 7 u 8 años, instante en que la producción de melatonina
empieza a decaer y, poco a poco, se empiezan a orquestar los mecanismos de
la madurez sexual.
- Ahora bien, existen estudios que nos indican que esta estructura es muy sensible a determinados químicos ambientales. En algunos países de Estados Unidos se está viendo que las niñas llegan a la pubertad de forma muy temprana debido a la exposición de ciertos componentes, como, por ejemplo, el fluoruro.
LA GLÁNDULA PINEAL Y NUESTRA SALUD CARDIOVASCULAR
Un estudio llevado a cabo en el 2016 en la
Universidad de Shangai, se descubrió algo interesante. Hay una relación directa
entre nuestra salud cardiovascular y la glándula pineal. La melatonina
producida por parte de esta glándula excepcional tiene un impacto muy positivo
en nuestra tensión arterial, en la fortaleza y elasticidad de nuestras venas y
arterias y en la resistencia de los músculos cardíacos.
Este trabajo concluyó con algo que vale la pena tener en
cuenta: la melatonina puede usarse para tratar enfermedades
cardiovasculares.
GLÁNDULA PINEAL Y NEUROCIENCIA
La neurociencia no deja de revelarnos datos asombrosos e
interesantes sobre la glándula pineal. Dispone por ejemplo de un tejido nervioso propio y muy característico que
consiste en astrocitos y pinealocitos, rodeando una capa de piamadre. Los
primeros dan soporte a las neuronas y los segundos son los que liberan la
melatonina.
- Un aspecto curioso
de la glándula pineal es el hecho de que es muy sensible a los
fármacos y a cualquier tipo de químico (de ahí que, en ciertas zonas
debido al alto grado de contaminación ambiental, pueda acelerar la madurez
sexual de los niños). Algo que ha podido observarse por ejemplo es que hay
pacientes que presentan efectos adversos ante la fluoxetina debido a que
su glándula pineal es más activa de lo normal.
- Asimismo, determinados
tipos de drogas con efectos psicodélicos como la dimetiltriptamina (DMT),
presenta una mayor sensibilidad en esta pequeña estructura.
A sí, y pesar de la curiosidad que ha despertado siempre a
lo largo de la historia, sus verdaderas funciones se descubrieron
recientemente. De hecho, las
tareas de la glándula pineal siguen describiéndose a día de hoy dados los
últimos avances en técnicas de neuroimagen.
Estamos pues ante un tipo de glándula que, a pesar de estar
integrada justo en el centro de nuestro cerebro, es increíblemente sensible a
nuestro entorno. Es un pequeñísimo faro biológico en el ser humano y un órgano
vestigial en algunos animales.
COMO CUIDAR DE ESTE PEQUEÑO REGULADOR INTERNO
Los neurólogos buscan por encima de todo separar el aspecto
místico o espiritual del científico. De ahí que revistas como Journal of Pineal Research nos
ofrezcan continuos estudios con el fin de delimitar un poco más la
dimensionalidad de la epífisis cerebral, la
misma a la que muchos consideran ya como la “llave maestra” de la
activación de gran parte de nuestras glándulas internas.
Te proponemos ahora un ejercicio sencillo. Desde hoy, vamos a tener en cuenta este
“pequeño ojo” interno que regula secretamente muchos de nuestros
ciclos en el día a día. Piensa en él como en una brújula, como en un pequeño y
maravilloso órgano que te permitirá sintonizar mucho mejor con tu cuerpo y
con el entorno.
CLAVES PARA CUIDAR DE NUESTRA GLÁNDULA PINEAL
A continuación, te damos algunas claves para cuidar a esta
llave maestra:
- La necesidad de
sintonizar tus hábitos de vida de acuerdo a la luz solar. La glándula
pineal es un regulador endocrino fotosensible, ello significa que necesita
mantener una adecuada armonía con los ritmos de la luz solar. De ahí, que
fuera muy adecuado que fuéramos a dormir siempre a la misma hora, que nos
levantáramos siempre en armonía con el sol…
- El impacto de los
campos electromagnéticos sobre la glándula pineal. Al igual que la
luz, este tipo de ondas interrumpen el proceso de secreción de melatonina.
Algo tan común como irnos a la cama con el móvil o el ordenador puede provocar
pequeñas alteraciones en la glándula pineal. Todo ello se traduce en
insomnio, fatiga, estrés o reducción del rendimiento laboral… Es
importante tenerlo en cuenta.
- La meditación y los instantes de calma. La epífisis cerebral nos permite además potenciar nuestros instantes de calma y relajación para conectar mejor con nosotros mismos. Las personas que practican la meditación, por ejemplo, experimentan una sensación placentera gracias a que la glándula pineal segrega endorfinas, recompensándonos así por estos instantes enriquecedores donde cuerpo y mente se hallan en armonía.
Como puedes ver, estamos ante un tema interesante del que
cada día se siguen descubriendo nuevos aspectos. ¡Estaremos pendientes!
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